viernes, 26 de octubre de 2012

Un duro adiós

Quien pensaría que el comienzo del día apuntaba a que sería una buena jornada, pero antes del medio día comenzó a ponerse turbulento lo que nunca habríamos imaginado que podría pasar, algo a lo que le temíamos tanto que con sólo pensarlo, en él ya había causado pesadillas.

Acababa de fallecer, todo mi piso se estremeció... No podría imaginar como su piso podría haber estado, su mente, su pecho ¿Habrá llorado igual que yo con pausas de ahogo como nos pasaba al ser niños a todos? Igual como cuando no te compraban ese dulce que tanto te gustaba y llorabas sin consuelo hasta que tantas lágrimas y pena te dejaban con náuseas y se te estremecía el corazón y tenías un leve ataque de hipo o ahogo, si... así se sentía, sólo que lastimosamente esta vez no era un juguete o un dulce; Gran hombre, maravilloso padre... cayó un titán y digo titán porque su sola presencia bastaba para darte cuenta que en sus genes corría sangre vikinga, era grande en tamaño y enorme en corazón... Justamente fué fulminante como su gran corazón lo traicionó y nos privó para siempre de su gran compañía, tanta paz y tantas risas.

Ahora cómo sería la vida de él... sin su héroe, sin su amigo, sin su padre; Cómo podría dormir si el no dormía si sólo comer sabiendo su falta de apetito a mi me provocaba náuseas, el malestar fué general.
Verlo a el, otro titán parado por inercia, caminar por impulso y hablar sin brillo en sus ojos no sólo es doloroso... es algo que taladra el alma, te seca y duele incluso con sólo recordarlo apesar del tiempo que ha pasado

Lo más difícil venía, uno de los días más duros como si su sola partida no fuese suficiente, enterrar los recuerdos, es lo difícil si los tienes más vivos que nunca contigo, con el.... sobretodo con el.
Al ritmo de su barca el día continuaba, directo a naufragar... 

Así pasaron uno, dos y tres días, imposible sentir tan grande pérdida... sigue tan presente; Hasta ahora ya ha pasado un mes, para ser justa un mes y una semana, para él han sido años comprimidos en días, semanas en horas y minutos en segundos.
Resignarse a tanto y en tan poco nunca había sido tan duro, tan injusto.


Revivirás cuando se escuche una tonada tocada en bajo, cuando una barba blanca se asome desde una multitud, cuando el confunda tu voz con la de alguien más... Para ser más precisa, siempre vivirás.

Hasta siempre Roberto, hasta pronto.



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